El sentimiento más común que callamos las mujeres cuando nos convertimos en madres, es la soledad. Al nacer nuestro bebé, nace en nosotras la necesidad de rodearnos de otras mujeres que estén viviendo experiencias similares, que empaticen con nuestro sentir. Sin embargo, por mandatos sociales y culturales, reprimimos y cuestionamos nuestro propio sentir e instinto, viviendo nuestra maternidad en soledad.
Cuando se trata de vivir nuestra maternidad en el extranjero, lejos de nuestro lugar de origen, la necesidad de rodearnos de otras mujeres y madres se incrementa, ya que esta soledad es mucho más compleja por la distancia real y por las pérdidas que transitamos, lo que conocemos como duelo migratorio.
Estar acompañadas es prácticamente una necesidad vital para nuestro bienestar mental, emocional y para la conexión con nuestros hijos e hijas.
Para vivir una maternidad conectada desde la mirada de una crianza consciente (en el extranjero o en tu lugar de origen), necesitamos el apoyo de una tribu.
Y ¿Qué es una tribu?
El término tribu hace referencia a un grupo social, cuyos integrantes tienen intereses, costumbres y tradiciones en común. Este término se remonta a lo largo del tiempo en la historia de la humanidad y actualmente se usa en diferentes contextos, entre ellos en la maternidad y crianza.
La crianza en tribu se trata de tener a nuestra disposición un espacio seguro para compartir experiencias, escuchar y hablar en el mismo lenguaje emocional con otras mujeres que transitan la maternidad con sus diferentes matices.
Tener una tribu en la crianza y en la maternidad, es tener una red de sostén, un espacio seguro, libre de juicios y espontáneo para acompañarnos, informarnos, reflexionar y apoyarnos en la retadora tarea de criar con respeto, empatía, compasión y amor.
La crianza en tribu no es algo nuevo ni se trata de una moda, bien lo dice el proverbio africano: “Para criar a un niño se necesita una tribu entera “.
Desde la antigüedad tener una tribu y una red de apoyo se daba de manera natural por las mujeres más cercanas de las familias, sin embargo, en la actualidad, tener ese espacio de acompañamiento se hace más complicado por el ritmo de vida, los compromisos, dinámica familiar, por los cambios y movilizaciones de las familias, que cada vez son más comunes.
La crianza en tribu intenta aliviar la soledad que conlleva la maternidad y muchas veces hay que buscar ese espacio, planificarlo y agendarlo dentro de la dinámica familiar.
¿Dónde puedo conseguir mi tribu?
Las tribus las vamos consiguiendo y conformando según las etapas que transitamos en nuestra maternidad y crianza, según nuestras necesidades e intereses que tenemos en el momento.
Podemos conseguir tribus de mujeres embarazadas, tribus de madres en post parto, tribu de lactancia, tribus de familia en los primeros años de vida, tribu para realizar actividades con los peques, tribu según etapas y edades, tribus de cultura, idiomas, arte, etc.
Las tribus son tan variadas como necesidades e intereses tengamos.
Gracias a la tecnología y a las redes sociales, podemos encontrar incluso tribus virtuales, qué nos conectan con otras madres alrededor del mundo, que acompañan en la crianza y sostienen sin importar de la distancia.
La crianza en tribu cuando vivimos en el extranjero.
Uno de los grandes desafíos es encontrar una tribu y una red de apoyo mientras maternamos lejos de nuestro lugar de origen. Encontrarla es posible y nos aporta infinitos beneficios, como mujer, como madre y como ciudadana del mundo.
Una de las vías para encontrar tu tribu, es participar en los círculos de mujeres que sintonicen con lo que busques, como por ejemplo el circulo de madres sin fronteras que va dirigido a madres migrantes y expatriadas.
En estos círculos podemos ver las diferentes realidades e historias que hay en cada maternidad y en cada proceso migratorio, y dentro de las diferencias veremos las similitudes dándonos tranquilidad y entendiéndonos en el mismo lenguaje emocional, formando una tribu sin importar tu lugar geográfico.
Igualmente, al descubrir que no somos las únicas que lo vivimos, nos alivia saber que no estamos locas, ni somos raras, simplemente necesitamos compartir esta experiencia con otras mamás ya que se comprende lo que se vive, se siente, se sufre, se disfruta y se piensa de vivir en un nuevo lugar, lejos de la familia y amigos, de aquello que extrañamos y de todas las oportunidades que nos brinda esta experiencia, sin juicios, ampliando nuestra mirada a otras formas de criar y maternar.
Un círculo de mujeres te permite hablar y escuchar según las necesidades que surjan en el momento, te permite ser espontánea en lo que necesites compartir, practicando la escucha activa, empatía y compasión, donde te puedes ver reflejada en la historia de otra mamá o te invite a ver lo que te incomode como proceso de autoconocimiento.
“Estar en círculo de mujeres es una práctica de aprendizaje y crecimiento” J.S.Bolen
Son muchísimos los beneficios que puedes recibir al participar en un circulo de madres, entre ellos lo que defino como «Los 3 autos para la maternidad conectada»: Autoconocimiento, Autocuidado y Autocompasión. Si quieres sentirte acompañada y disfrutar de tu maternidad en el extranjero y de una crianza en tribu, te invito a unirte al Círculo de Madres sin fronteras.